1️⃣ Introducción: Tu salud, siempre primero 🩺
Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio —ya sea caminar, fuerza ligera, yoga o Pilates— es fundamental contar con la aprobación de tu equipo médico. Cada tratamiento, cada fase y cada cuerpo es único; tu oncóloga/o y tu fisioterapeuta conocen tu historial, tus recuentos sanguíneos y posibles contraindicaciones.
2️⃣ ¿Por qué consultar? 🤔
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Seguridad: para descartar riesgos (neutropenia, trombocitopenia, heridas abiertas, dolor intenso).
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Personalización: te indicarán qué modalidades, intensidad y frecuencia son más adecuadas a tu estado.
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Coordinación de cuidados: integran el ejercicio con tus citas, pruebas y descansos necesarios.
3️⃣ Cómo preparar la consulta 📋
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Historial de actividad: explica qué hacías antes del cáncer y cómo te sientes tras el tratamiento.
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Síntomas actuales: fatiga, dolor, mareos, hinchazón o cualquier molestia que hayas notado.
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Preguntas clave:
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“¿Qué tipo de ejercicio debo evitar?”
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“¿Cuál es la intensidad recomendada para mí?”
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“¿Hay días en que deba descansar totalmente?”
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4️⃣ Integración en tu plan de tratamiento 🗓️
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Una vez tengas el visto bueno, establece objetivos realistas y plazos de revisión.
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Coordina con tu equipo para revisar progresos y ajustar ejercicios cada mes o tras cambios de tratamiento.
📌 Conclusiones y Siguientes Pasos
📍 Antes de empezar: pide siempre la luz verde a tu oncóloga/o y fisioterapeuta.
📎 Prepara la visita: aporta tu experiencia previa y molestias actuales.
🔖 Sigue sus indicaciones: ajusta tu plan según sus recomendaciones.
📆 Revisa y adapta: vuelve a consultar tras 4–6 semanas o ante nuevos síntomas.